Intervenciones Parlamentarias de Jorge Fernández

miércoles, 13 de septiembre de 2006

EL ESTATUT DE ZAPATERO

La Vanguardia, 26 de septiembre de 2005

Catalunya comienza una semana, sin duda, histórica: el Parlament va a debatir y votar el nuevo Estatut. Algo grave sucede en el país, para que este hecho se produzca en medio de una incertidumbre total respecto a su resultado final -y pongo énfasis en lo de final- y de un claro desapego y frialdad de la ciudadanía ante ese mismo resultado. ¿Cómo es posible que 25 años después de la aprobación ilusionada del tan anhelado Estatut d'Autonomia se haya llegado a una situación así? ¿Cómo se explica que, con el apoyo de casi 90% del arco parlamentario catalán, haya tan poco calor popular?

Fíjense en que hasta la Generalitat ha tenido que pedir, vista la frialdad existente, el apoyo de la sociedad civil, desde el Barça hasta La Caixa, pasando por el Círculo de Economía. Pero al fin, ha llegado el despropósito hasta tal extremo de que el presidente Zapatero ha tenido que intervenir in extremis para reconducir el proceso y permitir que el nuevo Estatut llegue al menos al Congreso de los Diputados, aunque ahí deba ser profundamente modificado para adecuarlo a la Constitución y al interés general de España (Jordi Sevilla dixit).

¡Qué tiempos aquellos en que esta intervención de Madrid hubiera sido descalificada por extemporánea y sucursalista! ¿Dónde están Carod, Puigcercós y Tardà, que no los oigo? ¿En qué posición queda el PSC, obligado a aceptar el concierto exigido por CiU contrariando lo que ha sido su posición política en todo este proceso estatutario? ¿Votarán los diputados del PSC en el Congreso contra lo que el PSC va a votar en el Parlament...? "¡Cosas veredes, amigo Sancho...!" ¡Carod, Maragall y Mas yendo como fieles súbditos a negociar en La Moncloa el Estatut que se puede votar en el Parlament!

Para intentar aportar un poco de luz a este túnel, recordemos el origen de todo este proceso: el proyecto de reforma nace como un proyecto contre el PP, entonces gobernante en España. Cuando el tripartito sucede a CiU, todo el mundo está descolocado: CiU ya no gobierna la Generalitat, el PP ya no gobierna España y el PSOE no está en la oposición sino en el Gobierno. Así, la necesidad de derrotar al PP ya ha desaparecido y el proyecto avanza desnortado, en una sucesiva guerra de trincheras entre el tripartito y CiU, y el tripartito entre sí, para preservar a Zapatero, que no contando con que "le iba a tocar a él" dijo aquello de que "él aprobaría lo que saliera de Catalunya".

Ahora, el señor Zapatero, ante el cariz que toman las cosas, cambia de posición radicalmente y se contradice doblemente a sí mismo: primero, no inmiscuirse durante el proceso y, segundo, aprobar lo que se le envía. ¿Por qué ese cambio? Porque lo que hay que salvar no es el Estatut, sino su persona, ya que la base de su evanescente proyecto -la España plural- es un nuevo Estatut, se apruebe como se apruebe y con independencia de su contenido. Pero, seal cual sea el resultado final, la actual clase gobernante de Catalunya ha quedado seriamente desprestigiada, el señor Zapatero lo sabe y no quiere que lo arrastren a él en su caída. Una cosa es que el PSC quede en ridículo y otra cosa es la presidencia del Gobierno.

En 1932, con la República, tuvimos el Estatut de Núria. En 1979, con la Constitución, tuvimos el Estatut de Sau. Ahora, en 2005, con ERC en el poder, con el PSC a los pies de los caballos y con el PSOE desgarrado (Bono, Ibarra, Alonso, López Aguilar, Sevilla, Guerra...) ¡Quién nos iba a decir que tedríamos el Estatut de Rodríguez Zapatero, el Estatut de La Moncloa!

Jorge Fernández Díaz
Diputado por Barcelona
Secretario General del Grupo Parlamentario Popular en el Congreso

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