Iniciativa Popular para la Modificación del Código Civil en materia de matrimonio y adopción.
Señor Presidente, Señorías:
Intervengo en nombre del Grupo Parlamentario Popular para consumir un turno a favor de la admisión a trámite de la Proposición de Ley por la que se pretende modificar el Código Civil en materia de matrimonio y adopción.
Y lo hago comenzando por saludar muy cordialmente a los representantes de la Comisión Promotora de la Iniciativa, en particular al Foro Español de la Familia, por el esfuerzo que significa recoger –con las estrictas exigencias que la ley establece para estos supuestos-, los apoyos legalmente necesarios para poder hoy debatir esta iniciativa y que, en todo caso, han sido ampliamente superados, llegando, al parecer, hasta el millón y medio los ciudadanos que de forma personal, autenticada, certificada, dan su respaldo político y democrático a esta iniciativa.
En unos tiempos como los actuales, de descriptibles y preocupantes participaciones electorales, incluso en referendums –fórmula por antonomasia de participación directa del cuerpo electoral-, el apoyo que trae esta iniciativa resulta, si cabe, aún más significativo. Por todo ello, insisto, nuestro saludo, nuestra bienvenida y, por su coraje cívico y democrático, nuestro reconocimiento y respeto.
Esta iniciativa trae causa, como sabemos, de la ley 13/2005, de 1 de julio, por la que se modifica el Código Civil en materia del derecho a contraer matrimonio. Mediante el sencillo expediente de cambiar por las buenas el redactado inequívoco de unas cuantas palabras –con sólo dos líneas de una ley ordinaria-, el legislador alteró los elementos definitorios básicos de una institución fundamental en nuestra estructura social, así como todo el conjunto normativo construido durante siglos alrededor de la misma.
Conjunto normativo que tiene hoy, además, su cabecera en el artículo 32 de la Constitución.
Señorías:
Nuestro Grupo Parlamentario se opuso, en esta Cámara, a esa pretensión, al igual que en el Senado, que la vetó. Nuestro Grupo interpuso recurso de inconstitucionalidad y nuestro Partido de sumó a la manifestación –que resultó masiva-, que el 18 de junio de 2005 convocó el Foro de la Familia y otras instituciones, en defensa del matrimonio y la familia.
Por otra parte, en nuestro programa electoral no se contemplaba, en absoluto, sino todo lo contrario, una modificación de este tipo. Es decir, que nuestra posición política ha sido inequívoca al respecto en todo momento.
Con todos estos precedentes, que por ser públicos son de todos conocidos, no creo que deba extenderme más en explicar porque nuestro Grupo se manifiesta a favor de admitir a trámite esta iniciativa.
Y ello, porque como decimos en el Recurso ante el Tribunal Constitucional: Pocas instituciones hay en la historia de la humanidad con la tradición, la solidez y la importancia social del matrimonio.
La historia del Derecho civil evidencia que la institución del matrimonio ha concitado amplios debates sobre aspectos relevantes de su configuración jurídica, como las clases de matrimonio –civil, religioso o mixto-, su naturaleza –contractual, sacramental, negocial o institucional-, o la regulación de las causas de separación y disolución, pero nunca hasta ahora se ha planteado que la institución del matrimonio pudiera dar cabida a las uniones constituidas por personas del mismo sexo.
La Exposición de motivos de la iniciativa afirma que con esta reforma no se prohíbe nada, ni se va contra nadie. Al contrario, se pretende que el nuevo pluralismo social en materia de formas de convivencia se potencie sin ir en detrimento de lo ya probado como justo y eficaz –el matrimonio entre hombre y mujer-.
Así mismo, se favorece reforzar legalmente la adopción como institución diseñada no para dar un hijo a uno o más adultos, sinó para dar a un menor la protección que necesita.
Estas ideas han impulsado la actuación de nuestro Partido y Grupo Parlamentario a lo largo de todo este debate social, político, jurídico y parlamentario.
Nuestra posición no va contra nadie… Hubiera sido muy fácil obtener un consenso total en esta Cámara en torno a una legislación específica para regular las parejas de hecho si hubiera existido esa voluntad en el señor Zapatero. Pero no la ha habido en ningún momento. Todo lo contrario. Con el parecer contrario del máximo órgano consultivo del Gobierno –el Consejo de Estado-, del órgano de Gobierno del Poder Judicial, de la Comisión General de Codificación, de la Real Academia de Legislación y Jurisprudencia, de la Real Academia de la Lengua y con el veto del Senado, y provocando una división social sin precedentes, la institución matrimonial y el sistema normativo que más directamente se refiere al matrimonio y a la familia, que a su vez se apoya en conceptos jurídicos no menos seculares como el de padre y madre, marido y mujer, esposo y esposa, han dejado de ser lo que han sido siempre… hasta que llegó el señor ZP
Sin duda, para debatir la iniciativa que ahora nos ocupa, es del todo necesario acudir al informe del Consejo de Estado, considerado, siempre, como una institución independiente y rigurosa.
El Consejo de Estado afirma –en lo esencial, siguiendo al Tribunal Constitucional-, que:
1.- Existe un derecho constitucional al matrimonio entre hombre y mujer.
2.- No existe un derecho constitucional a la unión de personas del mismo sexo.
3.- Cabe una extensión de efectos matrimoniales a las uniones homosexuales.
4.- No es discriminatorio dejar de regular un matrimonio entre personas del mismo sexo, ni desde la perspectiva de la Constitución ni desde las Declaraciones Internacionales de Derechos.
No se trata de perjudicar a nadie, Señorías, pero es evidente que con la reforma del matrimonio del Sr. Zapatero se está discriminando al matrimonio entre hombre y mujer, aunque se trate simplemente de una discriminación "por omisión". Lo que esta iniciativa pretende es fortalecer lo que hasta la nueva ley se había entendido como institución del matrimonio, favorecer a las parejas heterosexuales, sin perjudicar a ningún otro tipo de fórmula de convivencia.
Y, por otro lado, de acuerdo con la jurisprudencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos, tener en cuanta el interés superior del menor a la hora de prever su entrega en adopción a una familia.
Señorías:
"La Nación es un concepto jurídico discutido y discutible". El matrimonio parece que también, por lo menos para el señor Rodríguez Zapatero. La nación o el matrimonio, como realidades, como instituciones…¿son de derechas o de izquierdas?.
No me resisto volver a recordarles, a estos efectos, un argumento de autoridad política, que no procede precisamente de nuestro campo ideológico. Me estoy refiriendo, como sin duda muchos de sus señorías pensarán, a Lionel Jospin para poner de manifiesto que este debate no puede ni debe ser ideológico o de partido.
Decía Jospin que no debe desatenderse el sentido y la importancia de las instituciones
"La institución matrimonial, como otras instituciones –el Estado, la escuela, las iglesias, la familia-, son instituciones creadas para cimentar y reforzar las sociedades humanas. Se las puede defender, se las puede combatir, se las puede reforzar, pero no se puede negar su sentido y significación.
"El matrimonio es, en su origen y en tanto que institución, la unión de un hombre y una mujer. Esta definición no obedece al azar. Remite, en primer lugar, a la dualidad de sexos que caracteriza nuestra existencia y que constituye la condición de la procreación y, en consecuencia, de la continuación de la humanidad.
"Por esta razón, la filiación de un niño se ha establecido siempre con relación a los dos sexos. El género humano no se divide entre heterosexuales y homosexuales, sino entre hombres y mujeres. En lo concerniente al niño, no se trata de un bien que pueda procurarse una pareja heterosexual y homosexual: es una persona nacida de la unión –sea cual fuere su modalidad-, de un hombre y una mujer.
"Y a esta realidad remiten el matrimonio y la adopción. El celibato, el concubinato y, en lo sucesivo, el pacto civil de solidaridad –que mi Gobierno, decía Jospin, aprobó-, pueden preferirse a los caracteres propios del matrimonio. Puede respetarse la preferencia amorosa de cada cual, sin de forma automática institucionalizar las costumbre".
El Tribunal Constitucional deberá pronunciarse sobre el recurso que nosotros presentamos en su día y que ya ha sido admitido a trámite. A ese fallo, como es obvio, nos remitimos y nos sometemos. El juicio del Tribunal Constitucional será inapelable en cuanto a la constitucionalidad o no de la iniciativa que impulsó el Gobierno del señor Zapatero. Pero otra cosa distinta, compatible y complementaria de lo anterior, es que mientras ese fallo se produce, pueda y deba reformarse lo que nunca debió alterarse.
No se trata, por tanto, de un debate de constitucionalidad lo que ahora nos ocupa, sino de oportunidad, conveniencia y necesidad política.
Se nos dijo por el Presidente del Gobierno –y así consta en el Diario de Sesiones-, que el tiempo demostraría que también en esto seríamos pioneros en el mundo. El "también" se refería al referéndum de la Constitución de la Unión Europea –no se si hoy, con la serenidad, experiencia y perspectiva que otorga el tiempo transcurrido, se sostiene esa afirmación. Ciertamente no se trató de una afirmación solemne un 29 de diciembre en rueda de prensa en la Moncloa, sencillamente lo dijo desde esta Tribuna con ocasión de la explicación de la ley. Pero los hechos ahí están. ¿Se ha cumplido el vaticinio del señor Presidente del Gobierno en cuanto a la emulación de nuestra legislación por el conjunto de la humanidad?
Veamos algunos ejemplos significativos:
Se dijo que volvíamos al corazón de Europa –junto a Francia y Alemania- … Por ello, parece razonable observar la evolución de las legislaciones producidas en la Unión Europea y otras democracias, como la norteamericana, por ejemplo.
En cuanto a Francia, le puede preguntar hoy al Sr. Sarkozy con quien ha almorzado. Que le explique su posición. Y también la otra candidata, la señora Royal. En cuanto a Alemania, la señora Merkel no parece muy entusiasta con ese tipo de medidas.
En Francia, dos personas del mismo sexo no pueden contraer matrimonio entre sí, aunque pueden suscribir un "Pacto Civil de Solidaridad", que regula determinados deberes y derechos mutuos y la Corte de Casación de ha pronunciado contra la adopción de niños por parte de parejas homosexuales por ir "contra el interés superior del menor".
En Alemania, se denomina "Relación marital registrada" y tiene unos efectos distintos del matrimonio y la jurisprudencia del Tribunal Supremo alemán ha afianzado la discriminación positiva del matrimonio frente a otro tipo de uniones, de acuerdo con los principios de su Ley Fundamental. La razón del privilegio del matrimonio lo fundamenta el Tribunal Supremo en la finalidad de "transmitir la vida y educar la prole". Indirectamente, por tanto, deja claro que una unión homosexual no puede ser comparada con el matrimonio.
En Gran Bretaña se denomina "Unión Civil"
En Italia… que les puedo explicar a ustedes de Italia: el Gobierno de centro izquierda del Sr. Prodi, con 9 meses escasos de vida, ha renunciado, en aras de su continuidad, a legislar sobre las "parejas de hecho"… ¿Qué les parece, Señorías de la izquierda, con el señor Massimo D’Alema como Ministro de Asuntos Exteriores de ese Gabinete, y una ley que aquí podría haber sido aprobada por unanimidad?
¿Se cumplen o no se cumplen los vaticinios del Sr. R Zapatero en la materia? ¿Por donde va el mundo en estas cuestiones?
Si quieren, cruzamos el Atlántico y vamos a Estados Unidos donde se está tramitando una enmienda a la Constitución para que se regule de modo exclusivo que el matrimonio es entre un hombre y una mujer y en muchos de los Estados ya se han producido referendums que por inmensa mayoría se han decantado por esta postura.
Y en cuanto a lo que podríamos llamar la "demanda social interna", es decir, a los resultados de la aplicación de esta ley en nuestro país, me remito a los datos facilitados por la Dirección General de los Registros y del Notariado: desde la aprobación de al reforma ha habido alrededor de 3.000 matrimonios homosexuales, frente a los más de 200.000 matrimonios heterosexuales celebrados en ese mismo periodo de tiempo. Es decir, un 1,5%.
Termino, Sr, Presidnete, Señorías:
Tienen la oportunidad de volver, en esta materia, de verdad, al corazón de Europa. Me permito, incluso, a decirles, al sentido común.
Legislen como nuestros socios, amigos y aliados europeos y americanos.
Voten a favor de la admisión a trámite de esta proposición y en el seno de la Comisión, al tiempo que dejamos tranquila la institución matrimonial, regulamos por consenso una ley sobre parejas de hecho similar las de nuestro entorno democrático.
Muchas gracias.
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