Pleno del Congreso de los Diputados, 12 de junio de 2007
El señor PRESIDENTE: Proposición no de ley del Grupo Parlamentario Popular en el Congreso, para recuperar una política de apoyo a los defensores de la democracia, de la libertad y de los derechos humanos en Cuba. Defensa de la proposición no de ley. (Pausa.) Llamo por segunda vez al Grupo Parlamentario Popular para la defensa de la proposición no de ley. (Pausa.) Lo haré por tercera vez. (El señor Fernández Díaz, pide la palabra.) ¿Desea usted defenderla? (Asentimiento.) Tiene la palabra el señor Fernández Díaz, por un turno de siete minutos.
El señor FERNÁNDEZ DÍAZ: Gracias, señor presidente. Subo a la tribuna para defender la proposición no de ley del Grupo Parlamentario Popular, que pretende que el Gobierno de España se dedique a lo que, en nuestra opinión, hasta ahora no se ha dedicado, que es a propiciar una transición democrática en Cuba, teniendo muy presente que en estos momentos, como todos sabemos, vamos a celebrar en España el 30º aniversario de una elecciones democráticas —las del 15 de junio de 1977—, que se convirtieron en elecciones constituyentes y que permitieron después la aprobación de una Constitución por consenso, la Constitución de la reconciliación, y en cuyo régimen democrático estamos ahora desarrollando nuestras actividades.
Nos da la sensación de que Cuba, en ese sentido, tiene un cierto paralelismo con la situación que se vivió en España en las postrimerías del franquismo. En aquel momento, en España, no había un régimen democrático, y es evidente que en Cuba no hay un régimen democrático. Es evidente que hay una persona que gobierna y que asume el poder político en Cuba cuyo estado de salud afecta a la situación política y social de ese país y que tiene de alguna manera en vilo a muchas personas en Cuba y fuera de Cuba, y sería conveniente que se ayudara a los demócratas cubanos y al conjunto de la sociedad cubana a una transición desde un régimen que no es precisamente de libertades, sino absolutamente dictatorial, a una situación plenamente democrática.
El momento que vivimos en España debe hacer reflexionar al Gobierno de España en relación con lo que está haciendo en aquel país. ¿Se imaginan ustedes cómo sería interpretado en la España de 1975, en la España de 1976 o en la España de 1977 que gobiernos de países democráticos con una especial relación histórica con España en aquel momento, en el mejor de los casos, se hubieran lavado las manos, se hubieran mantenido neutrales o cuando no hostiles en relación con aquellos sectores del interior o del exterior del país, del interior o del exterior del régimen, que lo que querían era trabajar y ser ayudados desde el exterior para que se produjera una transición pacífica hacia un régimen de libertades?¿Se imaginan cómo hubiera sido valorado en España que los gobiernos de esos países —insisto— no solo no hubieran apoyado, sino que se hubieran mantenido neutrales y en algunos momentos incluso hostiles en relación con esos sectores sociales y con esas fuerzas políticas?¿Cuál sería la valoración que nos hubiera merecido su actuación y su actitud?
La celebración en esta Cámara pasado mañana del 30º aniversario de unas elecciones democráticas, las del 15 de junio de 1977, debe hacer reflexionar a esta Cámara y al Gobierno. Hagan ustedes el ejercicio de reflexión al que yo les invito. ¿Creen ustedes de verdad que la política que está llevando a cabo el señor Rodríguez Zapatero y que está ejecutando el señor Moratinos es la más adecuada para que en estos momentos, desde el exterior, se cite al Gobierno de Cuba a abrir generosa e inteligentemente las manos para que se propicie una auténtica reconciliación que permita una transición democrática cuando falte quien, por razón aunque solo sea biológica, va a faltar al frente del Gobierno y del poder político en Cuba? Ese es el sentido que tiene nuestra iniciativa; poner de manifiesto que, en nuestra opinión, la política que está llevando a cabo el Gobierno de España al respecto es absolutamente equivocada. Hay muchos sectores cubanos que desean una transición pacífica a la democracia que se sienten desamparados y desalentados viendo cuál está siendo la política del Gobierno de España, que tiene una especial autoridad a efectos de impulsar ese proceso. Dejar de ser como Pilatos lavándose las manos y siendo neutral cuando esa neutralidad significa tomar partido y cuando tiene visos de indiferencia en la práctica para ser beligerante en favor de los derechos humanos, en favor de la libertad, en favor de la transición pacífica a la democracia en Cuba, que estoy seguro que es lo que todos sin duda deseamos. Desde la autoridad que tiene España y su Gobierno, no porque sea este, sino cualquier Gobierno de España, desde nuestra experiencia personal y colectiva hay que ayudar a que esto se pueda producir en un país como Cuba, tan próximo a nuestros sentimientos, a nuestra historia y a nuestra cultura política.
Señor presidente, esta es la iniciativa que yo en estos momentos he defendido en nombre del Grupo Parlamentario Popular y confío fervientemente en que ustedes la apoyen. La proposición no de ley se articula, como ustedes saben, en seis puntos concretos que constan en el Boletín Oficial de las Cortes y, por tanto, no los desarrollo. Sé que se han presentado enmiendas, entre ellas una conjunta del Grupo Catalán y del Grupo Vasco que, si bien de manera distinta, confluyen en el mismo objetivo de conseguir esa rectificación de la política del Gobierno de España en orden a lograr ese objetivo al que antes nos hemos referido. Confío en que teniendo en cuenta la fecha en la que nos encontramos y que de alguna manera estamos haciendo un ejercicio auténtico en este caso de recuperación de nuestra memoria histórica, les ayude a reflexionar, a cambiar de política y a ayudar de verdad a los sectores que desde fuera de Cuba —desde dentro del régimen no puedo decirlo en este caso— están deseando esa ayuda, porque la necesitan para que esa transición se pueda realizar. Muchas gracias. (Aplausos.)
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