Intervenciones Parlamentarias de Jorge Fernández

viernes, 5 de octubre de 2007

Pleno del Congreso de los Diputados, 3 de octubre de 2007

PREGUNTA DEL DIPUTADO DON JORGE FERNÁNDEZ DÍAZ, DEL GRUPO PARLAMENTARIO POPULAR EN EL CONGRESO, QUE FORMULA AL SEÑOR MINISTRO DE JUSTICIA: ¿PODRÍA ACLARAR EL MINISTRO DE JUSTICIA SU POSICIÓN SOBRE QUÉ LEYES SE DEBEN CUMPLIR Y EN CUALES SE PUEDE EXIMIR A LOS CIUDADANOS DE SU CUMPLIMIENTO, EN VIRTUD DE SUS REITERADAS DECLARACIONES EN SEDE PARLAMENTARIA?

El señor PRESIDENTE: Pregunta al señor ministro
de Justicia de don Jorge Fernández Díaz. Adelante.

El señor FERNÁNDEZ DÍAZ: Gracias, señor presidente.
Señor ministro, todos los miembros del Gobierno han
prometido o jurado en el momento de tomar posesión de
sus cargos respetar la Constitución y las leyes. Si cabe,
de entre todos los ministros me permito opinar que es el
ministro de Justicia el más especialmente obligado a
cumplir y a ser coherente con esa promesa. Por el contrario,
usted, en su actuación como ministro y desde el
comienzo, se ha instalado en un relativismo legal continuado.
Ese relativismo legal en virtud del cual unas leyes
se aplican y otras no, en función de la conveniencia, del
contexto o de la oportunidad —sobre todo de la conveniencia
para el Gobierno—, ha llevado a que en una
interpretación aplicativa de la Ley de Partidos, usted
obligara, a través de dos instituciones directamente vinculadas
con su ministerio —la Fiscalía General del
Estado y la Abogacía del Estado—, a que el Tribunal
Supremo se viera abocado a dictar una sentencia, en
virtud de la cual existe un partido en que la mitad es legal
y la mitad es ilegal; esa es la plasmación más clara de su
relativismo legal como ministro de Justicia. No contento
con todo eso, el 21 de febrero de 2007 en esta Cámara
usted negaba o cuestionaba la legitimidad del Consejo
General del Poder Judicial haciendo una interesante
disquisición entre lo que es legal y lo que es legítimo.
Por cierto, la semana pasada en esta Cámara las dos
principales asociaciones judiciales, la profesional de la
Magistratura y la sociedad Francisco de Vitoria, negaban
la validez de su criterio en cuanto a esa distinción. Poco
después también en sede parlamentaria, en esta ocasión
en el Senado, el 27 de marzo, usted llamaba a mi partido
y a los jueces que reprochaban al ministerio fiscal no
haber presentado cargos contra los etarras cánceres
corrosivos. Hoy, sabemos que la propia Fiscalía del
Estado en su memoria del año 2006 dice que durante ese
mismo año, pasado, ETA mantuvo una dinámica criminal
absolutamente incompatible con el irrenunciable principio
democrático de rechazo a la violencia. Ahora usted,
señor ministro, ha creado escuela, y en estos momentos
ya vemos cómo otros miembros del Gobierno dicen que
la ley no se impone, se acata y se cumple, sino que se
propone y en todo caso, si gusta, se cumple. Me quiere
decir usted, señor ministro, cuál es su posición sobre el
cumplimiento de las leyes.

El señor PRESIDENTE: Señor ministro de Justicia,
su turno.

El señor MINISTRO DE JUSTICIA (Fernández
Bermejo): Gracias, señor presidente.
Señoría, me hubiera gustado poder entender todo lo
que ha dicho; no es el caso, porque el grado de confusión
de que lo rodea alcanza cotas suficientes para tener una
razonable perplejidad acerca de lo que realmente pregunta.
Intentando acercarme a algo de lo que usted ha
dicho, la posición del ministro de Justicia en todo lo que
se refiere al cumplimiento de la ley no puede ser otra que
la de la necesidad de cumplir el ordenamiento jurídico
en todo su conjunto, de acuerdo con principios elementales
que, como usted sabe muy bien, hablan, primero,
de jerarquía normativa —la Constitución— y, luego, de
competencia —la división horizontal en materia de
competencias en nuestro ordenamiento autonómico—,
y a partir de ahí las reglas de interpretación. No seré yo
quien le ande explicando a estas alturas a S.S. cómo se
conjuga todo eso. Si quiere un día lo hablamos, pero no
en esta sede. Desde que estoy en el Gobierno jamás se
me ha ocurrido entrar en ese relativismo que usted dice.
Lejos de ello procuro ser coherente con mi obligación:
cumplimiento de las leyes —Constitución primero, leyes
orgánicas, ordinarias, y todo eso que S.S ya sabe-; no se
preocupe que en ese sentido seguramente estamos en
muy buena sintonía. Es importante que se cumplan las
normas por su orden, en jerarquía y sin alterar el ánimo,
con tranquilidad y sin problemas, señoría.

El señor PRESIDENTE: Señor Fernández.

El señor FERNÁNDEZ DÍAZ: Gracias, señor presidente.
Señor ministro, como le veo muy paternalista y muy
profesoral y como a usted le gustan mucho los ripios, le
voy a decir aquello que Quevedo le dijo al Conde Duque:
Señor ministro, no vamos a callar por más que con el
dedo, ora en la frente, ora en la boca, silencio amenace
o advierta miedo.
Muchas gracias.

El señor PRESIDENTE: Señor ministro.

El señor MINISTRO DE JUSTICIA (Fernández
Bermejo): Cómo me gusta escuchar algo de poesía en
esta casa. Me parece muy bien. También podemos
entonar cánticos, pero, como lo que aquí nos trae sobre
todo es intentar, como usted bien indica, que cumplamos
el ordenamiento en conjunto y uno por uno, le aconsejo
que vayamos al fondo de las cuestiones y que todos
procuremos cumplir la ley. Por ejemplo, la ley que obliga
a renovar el consejo cada cinco años o quizá la de educación
para la ciudadanía. Ya sé que no les gusta mucho,
pero convendrá conmigo en que no es mala cosa no ver
la viga en el ojo ajeno antes de observar bien el propio.
Vamos todos a cumplir la ley, que es buena cosa.
(Aplausos.)

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