Intervenciones Parlamentarias de Jorge Fernández

martes, 2 de febrero de 2010

65º Aniversario de la liberación de Auschwitz - Birkenau




He tenido la oportunidad de intervenir, el pasado martes 26 de enero, invitado por la Asociación de Amigos Europeos de Israel (EFI), en el solemne acto de clausura de la Conmemoración del 65º aniversario de la liberación del campo de concentración de Auschwitz-Birkenau, que esta entidad ha organizado en Cracovia (Polonia).

Han asistido más de 140 Diputados representantes de 31 países europeos y del Parlamento Europeo, entre ellos cerca de 20 españoles, destacándose la presencia del Presidente de Polonia Led Kaczynski, el Primer Ministro Donald Tusk, el Primer Ministro israelí Benjamín Netanyahu y y el Presidente de Rusia, Dmitri Medvédev.

Esta Conmemoración incluyó una ceremonia oficial con ocasión del Día Europeo de Recuerdo del Holocausto, en el mismo campo de exterminio de Auschwitz. La delegación española realizó una ofrenda floral, momento que se recoje en la foto que acompaño.

La Asociación de Amigos Europeos de Israel (EFI), con sede en Bruselas, fue fundada en 2006 por Diputados del Parlamento Europeo y Diputados de diversos Parlamentos nacionales de Europa, con la finalidad de facilitar el diálogo y el fortalecimiento de las relaciones entre Europa e Israel.



Trascribo, a continuación, mi intervención:

Hoy nos convoca aquí el recuerdo de la liberación de los campos de Auschwitz – Birkenau hace sesenta y cinco años.

Es auténtica Memoria Histórica. Memoria que pretende que unos hechos dramáticos, terribles, que sucedieron el siglo pasado, no se olviden para que jamás puedan repetirse.

Su recuerdo nos pone de manifiesto que el hombre, los hombres, somos capaces de cometer los mayores errores y los mayores horrores.

Una ideología del mal –la ideología nazi-, fue capaz de concentrar, en un momento de la Historia, toda la capacidad de odio y de brutalidad de la que somos capaces los seres humanos. Disfrutamos de la capacidad del libre albedrío para hacer el bien o –como en el caso de los nazis-, para hacer el mal.

He tenido la ocasión de visitar en otras ocasiones, tanto Auschwitz como Birkenau. Esta es la tercera ocasión. Y no me canso de hacerlo porque es un paradigma de lo que puede llegar a hacer el hombre movido por una ideología perversa.

No puedo dejar de manifestar que el fanatismo nacionalista, llevado a sus últimas consecuencias, puede producir otros Auschwitz al convertir a la Nación –la que sea-, en un dios al que adorar, al que sacrificar la libertad de los hombres, llegando al exterminio del distinto o diferente.

Hoy, en el año 2010, los hombres no somos muy distintos ni mejores que aquellas generaciones. Seguimos siendo hombres y mujeres de alma y cuerpo. Cuando pensamos en aquellos dirigentes, sentimos escalofríos, pero permítanme que les diga… eran seres humanos como nosotros: ¿Cómo y por que pudieron llevar a cabo esa brutalidad?

Hoy, gracias a Dios, no parece posible un genocidio como el que hoy nos convoca aquí. Pero seguimos siendo seres humanos y, por tanto, ¿quién nos puede asegurar que no habrá otra generación capaz de algo semejante en un hipotético futuro?

He tenido la ocasión de conocer la Conferencia de Wannsee, en Berlin, el 20 de enero de 1942. He estudiado la documentación y me horrorizó la capacidad de diseñar “científicamente” la eliminación de un pueblo, de una raza, de una cultura, de una religión: ¡nunca más!

Promovamos una cultura de respeto al diferente, al que piensa distinto que nosotros, al que tiene otras creencias, al que hable otra lengua, al educado en otra cultura, al perteneciente a otra etnia o a otra nación.

Muchas gracias.

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