Pleno del Congreso de los Diputados, 11 de mayo de 2010
PER CATALUNYA VERDS, SOBRE LA RECUPERACIÓN DE LA MEMORIA HISTÓRICA.
El señor PRESIDENTE:Por el Grupo Parlamentario Popular tiene la palabra
don Jorge Fernández Díaz.
El señor FERNÁNDEZ DÍAZ: Señor presidente, señorías, escuchando determinados debates parecería que estamos en el túnel del tiempo, porque son debates que se corresponden con hechos que pasaron hace treinta y cinco años o hace setenta años, que sucedieron en la primera mitad del siglo pasado. Cuando hoy, 11 de mayo
de 2010, las preocupaciones tienen que ver más con lo
que mañana debatiremos, lo que ha acordado el Eurogrupo
con relación al rescate de Grecia y la situación
económica y social gravísima por la que está atravesando
nuestro país, hay algunos que viven como la mujer de
Lot, mirando al pasado, y corren el riesgo de convertirse
en estatuas de sal, y lo malo es que ellos están gobernando
el país. Ustedes están gobernando el país, y el país
quiere mirar al futuro desde el presente y no recrearse
en el pasado. En todo caso, habría que mirar al pasado
para resolver las cuestiones pendientes y para aprender
de aquellas cosas del pasado que no deben volver a
reproducirse. Y con el espíritu de determinados debates
me da la impresión de que ni resolvemos las cuestiones
pendientes ni estamos en condiciones de afrontar debidamente
el presente y el futuro.
De entrada, han conseguido ustedes una cosa, señorías,
y lo digo para que reflexionen sobre ello. Llevamos
unos días en que se ha abierto en canal el debate sobre
la pieza jurídica que constituyó la clave de bóveda de
nuestra transición y de nuestro pacto constitucional: la
Ley de Amnistía. Hoy aquí se ha hablado de la Ley de
Amnistía. Hay enmiendas presentadas para reformar la
Ley de Amnistía… (Rumores.)
El señor PRESIDENTE: Por favor, ¿pueden guardar
un poco de silencio?
El señor FERNÁNDEZ DÍAZ: Gracias, señor presidente.
En la moción inicialmente planteada por el señor
Herrera se hablaba de la reforma de la Ley de Amnistía,
hay iniciativas parlamentarias ya presentadas que pretenden
reformar la Ley de Amnistía, y eso no es un
avance, es un retroceso absoluto. Ya se ha citado aquí,
por ejemplo, a don Marcelino Camacho, quien el 14 de
octubre de 1977, representando al Grupo Comunista en
aquel entonces, decía que ellos, los comunistas, que tanto
hemos sufrido y que tantas heridas tenemos, hemos
enterrado nuestros muertos y nuestros rencores. Algunos
no solo quieren desenterrar a sus muertos, sino que
quieren desenterrar rencores pasados.
Señorías, hay que reconocer que el señor Herrera tiene
una gran habilidad parlamentaria, porque ha conseguido
llevar al Gobierno y al Grupo Socialista por donde desea,
y eso es mérito suyo y demérito de ustedes. Reformó la
Ley de Memoria Histórica sensiblemente en su trámite
parlamentario respecto al proyecto de ley que había
aprobado el Gobierno; ha conseguido una moción en la
que sus objetivos políticos quedan casi plenamente
satisfechos y, por si fuera poco —insisto— ha reabierto
el debate de la Ley de Amnistía.
Quiero reafirmar solemnemente en nombre de nuestro
grupo, señorías, que por supuesto nosotros reconocemos,
respetamos y apoyamos el derecho de toda persona, de
toda familia a que sus muertos sean enterrados debidamente
y a que, en su caso, sean localizados sus restos
para ser enterrados dignamente. Efectivamente, apoyamos
y estamos dispuestos a que se reabran las tumbas
que procedan, pero no al precio de reabrir heridas. Esto
lo queremos decir, porque decía el otro día el señor
Herrera que la Ley de Amnistía no es una ley de amnesia;
por supuesto que no es una ley de amnesia, pero nuestros
constituyentes, señor Herrera y señor Fernández, saben
ustedes perfectamente que no padecieron precisamente
de amnesia, sino que, teniendo muy presente el pasado,
para no volverlo a reproducir quisieron actuar con generosidad
y aplicar la paz, la piedad y el perdón de verdad.
Eso fue realmente lo que propició nuestra transición y
lo que propició el pacto constitucional que generó la
Constitución de la conciliación, del consenso, la Constitución
de la democracia, que es el ordenamiento jurídico
y el régimen político en el que felizmente estamos
desarrollando nuestras actividades.
Todo eso se ha puesto en cuestión ahora, señorías, por
eso quiero decir solemnemente que nuestro grupo parlamentario
no va a acompañarles por ese camino. Nosotros
ya el 20 de noviembre de 2002 —fíjese en la fecha,
señor Madina, cuando usted no era diputado—, en una
Cámara que tenía 183 diputados del PP, que, por tanto,
tenía mayoría absoluta para hacer todas las condenas que
quisiera, mayoría absoluta para legítima y democráticamente
hacer todas las proclamaciones solemnes que
quisiera, quiso ir con el espíritu de la transición y con el
espíritu del pacto constitucional. Por eso, con absoluta
unidad, en la Comisión Constitucional se aprobó una
declaración institucional en la que, entre otras cosas, se
decía lo que ahora les voy a leer: El Congreso de los
Diputados reafirma una vez más el deber de nuestra
sociedad democrática de proceder al reconocimiento
moral de todos los hombres y mujeres que fueron víctimas
de la guerra civil española, así como de cuantos
padecieron más tarde la represión de la dictadura franquista.
Instamos a que cualquier iniciativa promovida
por las familias de los afectados que se lleve a cabo en
tal sentido reciba el apoyo de las instituciones, evitando
en todo caso que sirva para reavivar viejas heridas o
remover el rescoldo de la confrontación civil. Señorías,
eso se aprobó en una Cámara con 183 diputados del
Partido Popular. Por tanto, no nos van a llevar ustedes al
terreno que desean, no vamos a reafirmar un día sí y otro
también, a condenar un día sí y otro también algo que
ya fue afirmado positivamente el 6 de diciembre de 1978
al aprobarse la Constitución por el pueblo español, y no
van a conseguir tampoco que reafirmemos un día sí y
otro también cosas que se determinaron solemnemente
en la Comisión Constitucional por unanimidad, y con
mayoría absoluta del Partido Popular.
Termino, señorías, diciéndoles que, por si fuera poco
todo lo anterior, no ha sido necesario aprobar una Ley
de Memoria Histórica para reparar injusticias o agravios
existentes con ocasión o como consecuencia de la guerra
civil. Saben ustedes perfectamente que hasta la Ley de
Memoria Histórica se habían aprobado un total de doce
disposiciones normativas con distinta jerarquía que
afectaron, en el sentido positivo del término, a 570.000
personas, que significaron una cuantía económica
de 16.000 millones de euros, que siempre se aprobaron
por el Gobierno, con consenso de la oposición y por
unanimidad, cuando la jerarquía normativa lo exigió, de
este Congreso de los Diputados. Por tanto, señorías,
lecciones ninguna. Repito, por sus frutos los conoceréis,
y ya ven ustedes cómo aquí estamos hablando de si es
oportuno o no remover la Ley de Amnistía nada más y
nada menos.
Señor presidente, concluyo volviendo desde el túnel
del tiempo hasta la actualidad. Las entidades memorialistas,
como las define el señor Herrera, llevan ya obtenidas
unas cuantías económicas que superan los 19
millones de euros. Sinceramente, nos parece que en un
momento de restricción presupuestaria, de reducción del
gasto público, de reducción del déficit público como el
que nos ha impuesto la Unión Europea, ya hay suficiente.
Nos parece que para reducir el gasto público y para
contribuir a una mejor convivencia constitucional en este
ejercicio presupuestario esas partidas pueden y deben
quedar suspendidas.
Muchas gracias. (Aplausos.)
El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señor Fernández Díaz.
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